Luis XVI había nacido en Versalles, cerca de París, en 1754, hijo de Luis Fernando y María Josefina de Sajonia. Su abuelo fue Luis XV, rey de Francia entre 1715 y 1774. El padre de Luis XVI murió de tuberculosis siendo el niño muy joven, por lo que la sucesión se trasladaba directamente al nuevo Delfín de Francia, Luis XVI, que tenía entonces once años (su hermano mayor había muerto cuatro años antes). En su infancia y juventud, el Delfín demostró inteligencia y dotes para las lenguas. Aprendió latín e inglés, y tenía un comportamiento bondadoso y tímido. No estaba preparado, de todos modos, para cargar con el peso de la corona francesa, la más poderosa del continente europeo.
La situación interna del país era muy delicada desde los desastres de la Guerra de los Siete Años (1757-1764), en la que Francia perdió numerosas colonias, sufrió aparatosas derrotas a manos de los ingleses, y vio su Hacienda tocar fondo. El rey restableció los Parlamentos para agradar al pueblo, pero ello le llevó a enfrentarse a nobles e Iglesia. El conde de Maurepas se hizo cargo de la situación hasta 1781, año en el que murió. Desde 1776, Francia se alinea junto a los rebeldes en la guerra de Independencia de las Colonias americanas. El precio de sostener la guerra en otro continente supuso nuevos créditos internacionales que aumentaron la deuda del país, para luego firmar una paz que aunque victoriosa, aportaba muy poco a Francia.
Los sucesivos intentos de Luis XVI por sanear la hacienda fueron fracasos rotundos, hasta el extremo de que el rey tuvo que convocar la Asamblea de Notables para solicitar impuestos a la nobleza en 1787, pero esta se negó rotundamente. Intentando atajar la negación de los nobles, Luis convocó los Estados Generales en 1789, algo que ningún rey hacía desde 1614. Su intención era trasladar mayor poder al Tercer Estado para poder sacar adelante su política económica, pero resultó ser demasiado tarde. De tal modo que las clases más desfavorecidas por la bancarrota, incapaces de esperar más, desataron la Revolución Francesa. Los acontecimientos se precipitaron rápidamente, y el Tercer Estado, autoerigido en Asamblea Nacional, tomó como objetivo lograr la soberanía popular. Asustado por los acontecimientos, Luis intentó hacerse con el control de la Asamblea, pero a través del Juramento del Juego de la Pelota, sus líderes se negaron a acatar la autoridad real hasta haber logrado una Constitución para Francia. La situación se le iba de las manos al rey, que fue trasladado por los revolucionarios al Palacio de las Tullerías, prácticamente como un prisionero, aunque con los lujos de su condición.
Al
comprobar las intenciones de la Asamblea Nacional, Luis intentó escapar de
Francia hacia Bélgica en 1791, y solicitó la intervención de las potencias
europeas para la conservación de la monarquía absoluta en Francia. Durante su
huida, él y su familia fueron capturados en Varennes, y trasladados de vuelta a
Paris, donde vivieron bajo arresto. En 1792, el manifiesto de Brunswick, por el
cual el Duque de Brunswick amenazaba con invadir Francia con tropas prusianas si
no se liberaba al rey, fue la prueba definitiva que los revolucionarios
radicales necesitaban para acusar al rey Luis XVI de atraer a los enemigos de
la Revolución contra Francia. Juzgado por alta traición, Luis XVI fue
guillotinado el 21 de enero de 1793.
El rey
Luis XVI tuvo muchos valores él fue persistente, valiente, Pensador,
Inteligente, De mente abierta, Informado, Indagador y muchos valores más.
Giuliana